jueves, 26 de marzo de 2015

De estudiante de primaria a esclava

De estudiante de primaria a esclava

Así funciona el tráfico de personas en Tailandia, uno de los países que menos hace prevención de la trata en el mundo

 Bangkok / Pakse 25 MAR 2015 - 09:54 CET

Una empleada de la tienda en la que la ONG Focus Village vende productos hechos por víctimas del tráfico de personas. / PABLO LINDE
Somchai regenta uno de los cientos de puestos callejeros de comida que hay en Samut Sakhon, una provincia limítrofe con Bangkok. En Tailandia, donde es frecuente que las viviendas carezcan de cocina, comer en uno de estos restaurantes al aire libre es un ritual diario muy extendido. Con lo que saca sirviendo platos que rondan los 40 bahts (alrededor de un euro), Somchai se pudo comprar a Khalan. Le salió barata. No lo sabe con certeza, pero ella cree que su precio fue de unos 3.500 baths (100 euros).
Khalan fue esclava de Somchai (ambos nombres son ficticios) y su familia durante 10 meses. La compraron en 2011, cuando ella tenía 13 años. Pasó más de 300 días sin poder salir de la residencia familiar, donde la obligaban a realizar todas las tareas domésticas. Como, al parecer, no las completaba a la velocidad que sus dueños exigían, la castigaban golpeándole prácticamente a diario con un palo. Los días que era demasiado lenta o no hacía las cosas al gusto de la familia, se quedaba sin comer. Y, realizara sus faenas bien o mal, rápida o lentamente, su salario siempre era el mismo: ninguno.
Cualquiera con 100 euros en el bolsillo, un plato de comida extra (no todos los días) y la suficiente escasez de escrúpulos puede comprarse a una esclava doméstica en Tailandia. O un pescador al que explotar durante 19 horas al día. O una mujer (o niña) a la que prostituir en un local de alterne. O un trabajador para una cadena de montaje. O un obrero de la construcción. Decenas de miles de personas trabajan en este régimen en el país, según las cifras más conservadoras. La trata en el Mekong (una subregión que comprende a Camboya, Laos, Myanmar, Tailandia, Vietnam y la provincia china de Yunnan) es una maquinaria engrasada con la miseria de sus habitantes y alimentada por una ingenuidad que lleva a las víctimas a confiar en quienes les ofrecen una vida mejor, a menudo en el vecino rico de la zona, Tailandia, que es tanto destino como zona de paso hacia Malasia y Singapur.
El mecanismo es tan repetido como rudimentario. Un intermediario local, a menudo conocido por las víctimas, les habla de un trabajo legal, honrado y con una remuneración suficiente para vivir en el destino y mandar remesas de dinero a su familia. Los introducen ilegalmente en el país y los venden a empresarios o particulares por un importe que oscila entre los 100 y los 500 euros. El intermediario, por lo general, es solo una parte de un engranaje mayor, un comisionista que conecta a las víctimas con las mafias que comercian con ellos.
Tres menores que fueron víctimas de trata cocinan en el albergue de la ONG Focus Village International en Pakse (Laos). / PABLO LINDE
Fue, exactamente, lo que le sucedió a Khalan. A ella y a sus padres, unos agricultores de Savannakhet, una provincia rural de Laos a orillas del río Mekong, que durante parte de su curso sirve de frontera con Tailandia. “Tras acabar la enseñanza primaria, quería ir al instituto, pero estaba muy lejos de casa y yo no tenía bicicleta, así que cuando terminé el colegio tuve que dejar los estudios y ponerme a trabajar en la cosecha de arroz con mis padres. Pero hay épocas del año en las que no hay trabajo, porque ni se siembra ni se recoge. En una de ellas, un conocido de la familia les contó a mis padres que podía conseguirme un trabajo de camarera en un restaurante de Bangkok. Les pareció buena idea y me fui de casa”, cuenta con voz tenue, pero un relato fluido con el que responde con detalles a cada pregunta que se le formula. No es frecuente. Como ella misma reconoce, a las víctimas de trata no suele gustarles ahondar mucho en sus experiencias. Sus compañeras del albergue para jóvenes traficadas de Pakse (Laos) casi no se atreven a mirar a la cara de los visitantes occidentales, se limitan a sonreír y agachar tímidamente la cabeza.
En el refugio, gestionado por la ONG Village Focus Internacional con fondos de Anesvad —que también sufragó el viaje que hizo posible este reportaje— conviven una docena chicas, todas menores de edad excepto una. Allí aprenden habilidades que les permitan encontrar un trabajo en el futuro: peluquería, costura, cocina, artesanía… Para entender por qué no hay rastro de otras como informática, idiomas o contabilidad es necesario algo de contexto. Laos es un país con un régimen comunista con poca influencia del exterior, tremendamente pobre (el 135º en PIB per capita en la lista del FMI), en el que muchas casas no gozan de agua corriente ni luz. Este atraso se nota nada más aterrizar en el aeropuerto internacional de Pakse, donde los funcionarios apuntan el nombre del visitante extranjero en una libreta cuando muestra su pasaporte en la aduana.
Cualquiera con 100 euros en el bolsillo y la sufiente falta de escrúpulos puede comprarse un esclavo en el Mekong
A unos 70 kilómetros al sur del aeródromo y del refugio, esta misma organización cuenta con otro centro, una especie de granja-escuela que tiene como objetivo la prevención del tráfico de personas. Más allá de suministrar información sobre los siniestros comisionistas y sus intenciones a los lugareños, uno de los métodos que utilizan es facilitarles las herramientas necesarias para optimizar su tierra, que cultivan con técnicas que recuerdan al control de aduanas del aeropuerto en su versión agroganadera. “Por un lado, tratamos de mejorar sus métodos para que le saquen más rendimiento a lo que hacen. Muchas personas ni siquiera tienen una valla con la que evitar que los animales se escapen. La tradición es dejarlos sueltos. También es muy frecuente que desperdicien frutas, como la de la pasión, porque no saben que de ellas pueden extraer valiosos zumos. Por otro lado, les enseñamos cómo aportar valor al producto y darle salida en los mercados. Un ejemplo son los plátanos. Vendían los más grandes, los demandados por la industria, pero no sabían qué hacer con los pequeños. Aquí estamos transformándolos en aperitivos fritos, algo que cuenta con demanda y que ni siquiera se les había ocurrido porque no están habituados al comercio”, explica Kongseng Piengpanya, coordinadora del programa de empoderamiento de mujeres y niños de Village Focus.
Su organización vende después los productos que fabrican en este centro rural y en el albergue de víctimas en una tienda para turistas que tienen en Pakse, en el bajo de un centro de recepción de emigrantes repatriados que es destino de muchos indocumentados que tratan de cruzar a Tailandia. Allí, además de un techo, Village Focus trata de aportarles claves para burlar las trampas de la trata. Piengpanya asegura que muchas de las personas a las que dan formación ni siquiera estaban familiarizadas con el dinero hasta hace poco más de una década: “Se limitaban al trueque. La idea con proyectos como el Green Center [que es como se llama esta especie de granja-escuela] es proporcionarles un medio digno de vida para que no se vean obligados a emigrar y caer en las redes de estas mafias”.
La emigración no tendría por qué ser un problema, desde el punto de vista de Lisa Rende Taylor, que a través de Anti Slavery Internacionalestá poniendo en marcha un novedoso problema para ayudar a las víctimas de la trata mediante transferencia directa de dinero. “Los jóvenes de los países de origen van a querer emigrar en cualquier caso porque ven en la televisión estilos de vida que les seducen, no necesariamente porque estén muriendo de hambre en su tierra. Lo que tenemos que asegurar es que lo hagan en condiciones seguras y que no se conviertan en víctimas de trata”, reclama. Según Catalina Echevarri, técnica de proyectos de desarrollo de Anesvad —organización que financia tanto las iniciativas para sacar más valor a los alimentos como las innovaciones de Taylor—, se trata de visiones complementarias: “Los proyectos para mejorar la vida en los países de origen pueden ser muy positivos para que quienes emigran no lo hagan con la presión de convertirse en el único sustento de su familia; la transferencia de dinero es una idea muy interesante para saber cuáles son las necesidades de las víctimas mediante una monitorización concienzuda de lo que hacen con él”.
Una de las principales trabas a la hora de dar soluciones al tráfico de personas es que las propias víctimas son reacias a reconocer que han sido tratadas. De cara a su comunidad, puede representar un estigma. Más allá de las secuelas psicológicas que acarrean (más de la mitad tiene problemas mentales tras ser liberadas, según el reciente estudioLa salud de las personas traficadas: hallazgos de una encuesta entre hombres, mujeres y niños en servicios postráfico del Mekong), supone admitir un fracaso, con abusos sexuales y físicos de por medio en muchas ocasiones. Es una de las razones por las que la mayoría de la información que reciben aquellos potenciales migrantes (potenciales tratados) por parte de quienes han marchado es positiva. Escuchan historias de éxito: las de los que consiguen un trabajo y mejores condiciones de vida y la de quienes no lo hacen, pero mienten.
Una de las trabas a la hora de dar soluciones al tráfico de personas es que las propias víctimas son reacias a reconocer que han sido tratadas
El otro motivo de peso para no admitir haber sido traficado es la burocracia. Cuando un trabajador indocumentado es sorprendido por las autoridades locales, el proceso de deportación dura apenas unos días, por lo general. Pero si denuncia a sus explotadores, comienza un proceso judicial que se alarga un mínimo de seis meses y que puede llegar fácilmente a dos años, según explica Jurgen Thomas, director de la Alliance Anti Trafic, que lleva casi una década trabajando sobre el terreno. Todo este tiempo lo pasan en centros de internamiento de inmigrantes, que son más parecidos a una cárcel que a un albergue. Es la espera necesaria hasta que se produzca el juicio en el que tendrán que testificar contra quienes los compraron y explotaron. Por eso, las denuncias por parte de las víctimas son casi inexistentes. La mayoría de los 225 condenados del país en el año 2013 por tráfico llegaron a los tribunales por investigaciones propiciadas por diversas ONG o por el Gobierno de Tailandia que, según el Departamento de Estado de EE UU, no hace lo suficiente para combatir esta lacra. En 2014 lo degradó al último peldaño en su clasificación internacional en este campo, a la altura de estados como Irán o Corea del Norte, al ser uno de los países donde más está extendida la esclavitud dentro de la región del mundo en la que esta práctica es más frecuente. La Organización Mundial del Trabajo estima que 18 millones de personas en todo el mundo son sometidas a trabajos forzados, de las cuales algo más de la mitad se encuentra en la región Asia-Pacífico.
Un grupo de inmigrantes birmanos indocumentados, en un centro de acogida de Samut Sakhon, provincia limítrofe con Bangkok. / PABLO LINDE
Muchas de estas víctimas lo son por partida doble. Es el caso de Cham Nyein Thu, birmano de 20 años que fue engañado para trabajar en una obra en Bangkok. A las pocas semanas de comenzar, dejaron de pagarle. Unas semanas después fue arrestado en una redada policial contra la inmigración irregular y trasladado a un centro de detención donde lleva más de tres meses. Su historia la cuenta su esposa, Nwe Zin Aung, quien junto a él y una docena de compatriotas, llegó a Tailandia en noviembre de 2014 a través de una agencia de empleo teóricamente legal. Como a su marido y a los demás, al poco de comenzar en sus empleos dejaron de pagarles. “Para venir tuvimos que pagar unos gastos de gestión de más de 600 euros a la agencia. Parte de ese dinero provendría del dinero que ganásemos aquí, pero no podíamos devolverlo si dejaban de pagarnos”, relata desde la sede de la Asociación de Trabajadores Birmanos en Tailandia, donde acudió cuando arrestaron a su marido. Si bien la limitación de libertad de estos trabajadores no fue tan clara como el de otras víctimas de la trata, la indefensión ante la que se encuentran, el miedo a que las autoridades locales les sorprendan sin la documentación en orden, provoca que la simple amenaza de impagar esa deuda pueda funcionar como celda de la misma forma que lo hacía el cuarto en el que vivía encerrada Khalan en casa de Somchai y su familia.
Ella habría seguido allí por mucho tiempo si no fuera por un vecino que presenció una de las palizas más brutales que sufrió la que hoy es una adolescente de 17 años y por entonces era apenas una niña de 13. “Casi no podía moverme. El vecino aprovechó que la familia se iba para entrar en la casa y llevarme a un templo donde un monje me escondió durante un par de días, hasta que me llevó al hospital”, relata. Después de eso, tuvo que pasar seis meses en un centro para menores esperando el juicio contra su amo. Y su historia no es de las peores, según Kongseng Piengpanya. “A otras chicas les amputan dedos, les queman con aceite hirviendo y, a menudo, reciben agresiones sexuales en sus casas, cosas que a Khalan no le sucedió porque tenía la suerte de vivir con toda una familia”, relata.
Somchai fue señalado en el juicio por Khalan, fue condenado y entró en la cárcel, de donde salió a los pocos meses. De los 225 encarcelados en 2013 en Tailandia, la mayoría recibió penas de prisión de entre uno y siete años, 29 de ellos de más de siete y 31 de menos de uno, según los últimos datos del Gobierno. Somchai habría pertenecido a este último grupo. Y eso que era reincidente; al menos tuvo otra esclava antes que Khalan. Hasta donde sabe Village Focus, hoy sigue vendiendo tallarines y sopas por menos de un euro en su restaurante callejero, atendiendo cada día a sus clientes y, quizás, con otra esclava en su casa por la módica cifra de 100 euros y un plato de comida (no todos los días).

Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/03/17/planeta_futuro/1426613249_501088.html

martes, 17 de marzo de 2015

Tranquilo, tienes más tiempo libre del que crees: cómo identificarlo

Tranquilo, tienes más tiempo libre del que crees: cómo identificarlo

Cada vez decimos que estamos más ocupados pero los datos aseguran que es todo lo contrario. ¿Qué provoca este engaño?

Tiempo libre bien aprovechado una tarde de los años cuarenta en Copacabana (Brasil) / TOPFOTO.CO.UK (CORDON PRESS)

Hay un conflicto poco comentado en nuestras agendas, uno que libran los datos y la cultura. Los primeros aseguran que en la actualidad trabajamos menos horas a la semana (y que dormimos menos también). La segunda, sin embargo, vuelve siempre a la sensación de que estamos más ocupados que nunca y que el tiempo libre es cada vez más escaso. Es decir: en todo el mundo estamos menos ocupados de lo que nos gusta hacernos creer. Así lo cree el sociólogo estadounidense John Robinson, de la Universidad de Maryland, que se dedica a investigar en qué emplean el tiempo sus compatriotas comparado con cómo lo hacían en los últimos 50 años. Su conclusión es que la frase "Últimamente ando muy ocupado" es más una expresión que otra cosa.
Es el sentido de alienación el que ha cambiado. El tiempo de descanso o de recogimiento se ha vuelto sospechoso para la sociedad
Laura Suárez, centro de investigaciones de psicoanálisis, medicina y sociedad de Paris VII-Diderot
En España, en las encuestas más recientes del Instituto Nacional de Estadística sobre empleo del tiempo, los datos van por el mismo camino. Si en 2003, una encuesta sobre empleo del tiempo decía  que los españoles dormíamos una media de 8,48 horas diarias y dedicábamos 7,49 a trabajos remunerados, el último estudio reduce esos parámetros. En julio de 2011 dedicábamos siete horas a la semana laboral y dormíamos una media de ocho horas. Lo cual lleva a la terrible pregunta: ¿qué ha pasado con nuestro tiempo libre?
“Me parece que eso tiene que ver con algo que la filosofía y la sociología crítica de inspiración marxista subrayan desde hace varias décadas: que el tiempo de ocio integra la sensación de alienación propia del tiempo de trabajo porque, entre otras cosas, sigue sometido a las exigencias tradicionalmente propias del trabajo", opina Laura Suárez, investigadora asociada del Centro de Investigaciones en Psicoanálisis, Medicina y Sociedad de Paris VII-Diderot. "Esto es: la rendición de cuentas (vía redes sociales, por ejemplo), la falta de autonomía (propia de sociedades donde la emancipación se asocia a la libertad de consumo y no a la libertad de pensamiento) y la automatización de la vida y de las emociones”. Asegura Robinson que cuando preguntó a ciudadanos norteamericanos sobre la cantidad de horas diarias que dedicaban a dormir, la mayoría tenía la sensación de dormir menos cuanto más dicen que están ocupados. Como si repetir una sentencia la convirtiera en cierta. Además Robinson apunta que para los encuestados, estar muy ocupado es sinónimo de ser importante, relevante en una empresa.
Llevarse el trabajo a casa, tener el correo encima todas las horas del día, diluir los usos de los dispositivos móviles entre lo personal y profesional alimenta el agotamiento y sensación de poco espacio libre
Llevarse parte del trabajo a casa y dejarlo sobre la mesa, mientras te repites una y otra vez que tienes trabajo que hacer, dilata la sensación de estar sometido a la jornada laboral, aunque no estés de hecho con las manos en la masa. Llevar el correo encima todas y cada una de las horas del día, diluir los usos de los dispositivos móviles entre lo personal y profesional sin establecer una clara separación también alimenta el agotamiento y sensación de poco espacio libre. “Pienso que fundamentalmente es el sentido de alienación el que ha cambiado", sentencia Laura Suárez. "El tiempo de descanso o de recogimiento se ha vuelto sospechoso para una sociedad donde los regímenes de placer y las formas de desear han sido adaptadas a un patrón único marcado por la aceleración del tiempo de la vida y la acumulación de experiencias de goce prêt-à-porter".

jueves, 12 de marzo de 2015

SALARIO Oficializan aumento de 15% del salario mínimo 2015

Oficializan aumento de 15% del salario mínimo

Las pensiones de los jubilados y pensionados de la Administración Pública y del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), se regirán por el salario mínimo.

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El nuevo monto del salario mínimo queda en Bs. 5.622,48 (Archivo)
EL UNIVERSAL
lunes 9 de febrero de 2015  09:57 AM
Caracas.- En la Gaceta Oficial número 40.597, de fecha 06 de febrero de 2015, se oficializa el aumento del 15% del salario mínimo, a través del Decreto Presidencial número 1.599.

El nuevo monto del salario queda en Bs. 5.622,48, y su entrada en vigencia es a partir del 1 de febrero. La jornada diaria diurna es de Bs. 187,42.

Las pensiones de los jubilados y pensionados de la Administración Pública y del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), se regirán por el salario mínimo.

Aumento del salario mínimo en 15% (febrero 2015)

El salario mínimo venezolano aumenta a 5.622,47 bolívares a partir del 1 de febrero, lo que representa un incremento del 15% en comparación con el año anterior.
Este miércoles 22 de enero el presidente Nicolás Maduro anunció el aumento del salario mínimo en 15% a partir del 1° de febrero, lo que representaría un incremento de Bs. 733,66. Con el nuevo salario la jornada diurna pasará de Bs. 162, 97 a Bs. 187,41. Esta medida también aplica para los pensionados quienes también recibirán un bono-salud. El anuncio fue transmitido en cadena nacional de radio y televisión durante la presentación de la Memoria y Cuenta. El Presidente también informó que se modificará el sistema cambiario del país para aplicar uno de tres mercados, se discutirá el aumento en el precio de la gasolina, y se legalizará el dólar paralelo.
El nuevo salario mínimo quedó oficializado en el decreto Nº 1.599 publicado en la Gaceta Oficial 40.597. El salario mínimo aumentó un 55% nominal en 2014, o un 65% acumulado si se compara con el año anterior. Este incremento se efectúo en tres etapas: 10% en enero, 30% en mayo y 15% en diciembre. Así mismo se modificó la Ley de Alimentación para fijar el bono de alimentación entre el 0,50% y el 0,75% del valor de la Unidad Tributaria (actualmente Bs. 127) a partir del 1 de diciembre de 2014.
Aumento del salario mínimo en 15% a partir del 1° de febrero.
Aumento del salario mínimo en 15% a partir del 1° de febrero.

Evolución del Salario Mínimo

La siguiente tabla indica el porcentaje de aumento del salario mínimo desde el 2014 hasta la actualidad:
Aumento del salario 2014-2015
06/01/2014+10%Bs. 3.270,00
01/05/2014+30%Bs. 4.251,40
01/12/2014+15%Bs. 4.889,11
01/02/2015+15%Bs. 5.622,47
A continuación se presenta una tabla detallada con la evolución del salario mínimo desde el año 2004:
AñoAumento finalAumento en %Inflación anual
2004Bs. 321.235,2030%19,2%
2005Bs. 405.000,0026,07%14,4%
2006Bs. 512.325,0026,5%17%
2007Bs. 614.790,0020%22%
2008Bsf. 799,5030%30,9%
2009Bsf. 959,0820%25,1%
2010Bsf. 1.223,8925%26.9%
2011Bsf. 1.548,2226,5%27,6%
2012Bsf. 2.047,5232,25%20,1%
2013Bsf. 2.972,9540%56,2%
2014Bsf. 4.889,11 (1 dic)55% nominal
(64,5% vs. 2013)
63%
2015Bsf. 5.622,47 (1 feb)
15%
¿ - ?

Comparación con otros países

A partir del 1° de febrero el salario mínimo equivaldrá a 107.91 dólares tomando como referencia la tasa Sicad II de 52.10 Bs por dólar (21/01/2015). Si calculamos el monto en base al precio estimado actual del dólar paralelo (178.99 Bs al 22/01/2015) el salario mínimo venezolano será equivalente a 31,41 dólares.
El salario mínimo venezolano es mucho menor en comparación con otros países latinoamericanos como Argentina, Colombia y Ecuador. Si calculamos y comparamos los sueldos de estos países con el venezolano en base a la tasa Sicad II, el resultado es el siguiente:
  • Un (1 U$S) dólar estadounidense equivale a 2,361.54 pesos colombianos. El salario mínimo vigente en Colombia es de $644.350 (pesos colombianos), lo que es igual a aproximadamente $273 USD. Es decir 165,09 U$S más que en Venezuela, tomando solo en cuenta la tasa Sicad II.
  • En Argentina un (1 U$S) dólar estadounidense equivale a $8,620 (pesos argentinos) en base a la tasa oficial y $13,600 (pesos argentinos) según el precio del dólar blue o paralelo. El salario mínimo vigente en Argentina es de 4.716 pesos argentinos, lo que equivale a 547 USD al cambio oficial y $346,76 USD al cambio informal. Las cifras son notablemente superiores que en Venezuela.
  • El salario mínimo en Ecuador es de $354 USD, lo que representan $246,09 USD más que en Venezuela.
Fuente: http://www.venelogia.com/archivos/10475/ 

En vigencia inamovilidad laboral para 2015

En vigencia inamovilidad laboral para 2015

La medida oficial "no excluye la posibilidad de convenios o acuerdos o convenios entre patronos, por una parte, y los trabajadores por la otra, para lograr la reducción del personal o modificación de las condiciones de trabajo mediante el procedimiento de negociación colectiva voluntaria, establecida en el ordenamiento jurídico vigente".

Gaceta Oficial / Foto Cortesía MInci
EL UNIVERSAL
viernes 2 de enero de 2015  12:35 PM
Caracas.- Desde ayer y hasta el 31 de diciembre de este año se mantiene vigente en el país el decreto de inamovilidad laboral, mediante el cual se prohíbe el despido de cualquier trabajador sin el consentimiento de las Inspectorías del Trabajo.

La medida, que viene aplicándose desde 2002, fue publicada  en la Gaceta Oficial extraordinaria 6.167 del 1 de diciembre de 2014, bajo el argumento de garantizar la estabilidad laboral para todos los trabajadores, indistintamente del salario que devenguen. Solo se excluyen quienes ejercen cargos de dirección y quienes laboran por temporadas.

El decreto presidencial 1.583 establece que "los trabajadores no podrán ser despedidos, desmejorados o trasladados sin justa causa calificada por la Inspectoría del Trabajo. En el caso de que un trabajador sea despedido, trasladado y desmejorado, sin justa causa o sin su consentimiento, podrá denunciar el hecho ante el Inspector del Trabajo dentro de los 30 días continuos siguientes, además de solicitar el reenganche y el pago de salarios caídos, así como los demás benéficos que haya dejado de percibir".

La medida oficial "no excluye la posibilidad de convenios o acuerdos o convenios  entre patronos, por una parte, y los trabajadores por la otra,  para lograr la reducción del personal o modificación de las condiciones de trabajo mediante el procedimiento  de negociación colectiva voluntaria, establecida en el ordenamiento jurídico vigente", advierte su texto.


Oficializan decreto de Inamovilidad Laboral 2015

Si un trabajador es despedido, trasladado y desmejorado, sin justa causa o sin su consentimiento, podrá denunciar el hecho ante el Inspector del Trabajo

Este viernes fue publicada la Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6.167, en la cual se establece mediante el Decreto N° 1.583 la inamovilidad laboral a favor de los trabajadores del sector privado y del sector público durante todo el año 2015.
Por lo oficializado en el texto, los trabajadores no podrán ser despedidos, desmejorados o trasladados sin justa causa calificada por la Inspectoría del Trabajo.
Si un trabajador es despedido, trasladado y desmejorado, sin justa causa o sin su consentimiento, podrá denunciar el hecho ante el Inspector del Trabajo.

martes, 10 de marzo de 2015

SOCIOLOGIA DEL TRABAJO

SOCIOLOGIA DEL TRABAJO Introducción - Justificación


Sociología del Trabajo‎ 



Introducción - Justificación 

 Las experiencias acumuladas que sobre el trabajo se han planteado a través de la historia, han permitido conocer hoy en día, el desarrollo del proceso de trabajo. La participación del hombre en el trabajo productivo, le ha de concientizar que por éste obtiene los bienes con los cuales da satisfacción a sus más variadas y complejas necesidades. Siendo el trabajo una actividad social, emerge la necesidad del hombre por conocimientos de esta praxis, desde su primitiva existencia hasta su actual concepción, lo cual se traduciría en mayor y mejor preparación sobre lo que constituye la base principal, el pilar central que mueve toda sociedad. 



NOTA AL DARLE CLICK A LA IMAGEN USTED INMEDIATAMENTE SERA GUIADO AL LIBRO QUE SE USARA PARA DESARROLLAR ESTA MATERIA


OBJETIVO GENERAL/TERMINAL 

Al concluir el desarrollo de este programa, los estudiantes del curso estarán en condiciones de: Deducir en forma amplia lo relativo al trabajo, su evolución, clases y los aspectos más significativos de su estudio, relacionando la Sociología del Trabajo con áreas del saber humano; generalizando la problemática ocupacional en Venezuela y en América Latina, en base a diferentes aspectos y haciendo análisis críticos de las organizaciones sindicales en Venezuela. Sus objetivos y logros, así como de las políticas de pleno establecidas.

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