miércoles, 22 de noviembre de 2017

SUPERINTELIGENCIA de Nick Bostrom


INTELIGENCIA ARTIFICIAL

El futuro de la humanidad en sus manos

Un equipo de expertos investiga en un Instituto de Oxford los riesgos de extinción del ser humano

Sobre estas líneas, Nick Bostrom, en el Instituto del Futuro de la Humanidad.


Sobre estas líneas, Nick Bostrom, en el Instituto del Futuro de la Humanidad. GETTY IMAGES

Necesitamos sabiduría para enfrentar el futuro. Para saber si los progresos tecnológicos de vanguardia van en la dirección adecuada o no; si favorecen al ser humano o todo lo contrario. Para tener una idea de qué hacer si se presentan escenarios que ponen en riesgo la supervivencia de la especie, como los derivados de la amenaza nuclear, la modificación de microbios letales o la creación de mentes digitales más inteligentes que el hombre. A reflexionar sobre este tipo de cuestiones se dedican un puñado de cerebros en un lugar ubicado en Oxford y llamado el Instituto para el Futuro de la Humanidad.
Al frente de un heterodoxo grupo de filósofos, tecnólogos, físicos, economistas y matemáticos se encuentra un filósofo formado en física, neurociencia computacional y matemáticas, un tipo que desde su adolescencia se encontró sin interlocutores con los cuales compartir sus inquietudes acerca de Schopenhauer, un sueco de 42 años que se pasea por las instalaciones del Instituto con un brebaje hecho a base de vegetales, proteínas y grasas al que denomina elixir y que escucha audiolibros al doble de velocidad para no perder un segundo de su preciado tiempo. Se llama Nick Bostrom, y es el autor de Superinteligencia: Caminos, Peligros, Estrategias, un libro que ha causado impacto, una reflexión acerca de cómo afrontar un futuro en que la inteligencia artificial supere a la humana, un ensayo que ha recibido el respaldo explícito de cerebros de Silicon Valley como Bill Gates y Elon Musk, de filósofos como Derek Parfit o Peter Singer, de físicos como Max Tegmark, profesor del Massachusetts Institute of Technology. Un trabajo que, además, se coló en la lista de los libros más vendidos que elabora The New York Times Book Review. La ONU le reclama para que exponga su visión, sociedades científicas como The Royal Society le invitan a dar conferencias, una de sus charlas TED lleva ya contabilizados más de 1.747.000 visionados. Y Stephen Hawking ya ha alertado al mundo: hay que tener cuidado con la Inteligencia Artificial.
El Instituto para el Futuro de la Humanidad —FHI, siglas en inglés— es un espacio con salas de reuniones bautizadas con nombres de héroes anónimos que con un gesto salvaron el mundo —como Stanislav Petrov, teniente coronel ruso que evitó un incidente nuclear durante la Guerra Fría— donde fluyen las ideas, los intercambios de impresiones, donde florecen hipótesis y análisis. Sobre todo, por las tardes-noches: el jefe es, como él mismo confiesa, un noctámbulo; se queda en la oficina hasta las dos de la madrugada.
“En el momento en que sepamos cómo hacer máquinas inteligentes, las haremos”, afirma Bostrom, en una sala del Instituto que dirige, “y para entonces, debemos saber cómo controlarlas. Si tienes un agente artificial con objetivos distintos de los tuyos, cuando se vuelve lo suficientemente inteligente, es capaz de anticipar tus acciones y de hacer planes teniendo en cuenta los tuyos, lo cual podría incluir esconder sus propias capacidades de modo estratégico”. Expertos en Inteligencia Artificial que cita en su libro aseguran que hay un 90% de posibilidades de que entre 2075 y 2090 haya máquinas tan inteligentes como los humanos. En la transición hacia esa nueva era habrá que tomar decisiones. Inocular valores morales a las máquinas, tal vez. Evitar que se vuelvan contra nosotros.
A analizar este tipo de supuestos y escenarios se dedica este hombre que en estos días lee intensivamente sobre machine learning (aprendizaje automático, rama de la inteligencia artificial que explora técnicas para que las computadoras puedan aprender por sí solas) y economía de la innovación. Para Bostrom el tiempo nunca es suficiente. Leer, leer, leer, asentar conocimientos, profundizar, escribir. “El tiempo es precioso. Es un bien de gran valor que constantemente se nos desliza entre los dedos”.

La gente parece olvidar la guerra nuclear. Un cambio para mal en la geopolítica podría ser un peligro

Estudiar, formular hipótesis, desarrollarlas, anticipar escenarios. Es lo que se hace en este Instituto donde se cultiva la tormenta de ideas y la videoconferencia, un laberinto de salas dominadas por pizarras velleda con diagramas y en cuyo pasillo de entrada cuelga un cartel que reproduce la portada de Un mundo feliz, la visionaria distopía firmada por Aldous Huxley en 1932. Un total de 16 profesionales trabajan aquí. Publican en revistas académicas, hacen informes de riesgos para compañías tecnológicas, para gobiernos (por ejemplo, el finlandés) o para la ONU, que se dispone a crear su primer programa sobre Inteligencia Artificial —uno de cuyos representantes andaba la semana pasada por las oficinas del FHI—. Niel Bowerman, director adjunto, físico del clima y exasesor del equipo político de Energía y Medio Ambiente de Barack Obama, explica que en el instituto siempre estudian cómo de grande es un problema, cuánta gente trabaja en él y cómo de fácil es realizar progresos en esa área para determinar los campos de estudio.
Bostrom es el hombre que comanda el Instituto, el que decide por dónde se transita, el visionario. Desarrolla su labor gracias al impulso filantrópico de James Martin, millonario interesado en las cuestiones de los riesgos existenciales del futuro que impulsó el FHI hace diez años para que se estudie y reflexione en torno a aquellas cosas en las que la industria y los gobiernos, guiados por sus particulares intereses, no tienen por qué pensar.
Al filósofo sueco, que formó parte en 2009 de la lista de los 100 mayores pensadores globales de la revista Foreign Policy, le interesa estudiar, sobre todo, amenazas lejanas, a las que no le gusta poner fecha. “Cuanto más largo sea el plazo”, dice, "mayores son las posibilidades de un escenario de extinción o de era posthumana”. Pero existen peligros a corto plazo. Los que más le preocupan a Bostrom son los que pueden afectar negativamente a las personas como las plagas, la gripe aviar, los virus, las pandemias.
En cuanto a la Inteligencia Artificial y su cruce con la militar, dice que el riesgo más claro lo presentan los drones y las armas letales autónomas. Y recuerda que la guerra nuclear, aunque tiene pocas probabilidades de llegar, sigue siendo un peligro latente. “La gente parece haber dejado de preocuparse por ella; un cambio para mal en la situación geopolítica podría convertirse en un gran peligro”.

“Hay una carrera entre nuestro progreso tecnológico y nuestra sabiduría, que va mucho más despacio

La biotecnología, y en particular, la posibilidad que ofrece el sistema de edición genética CRISPR de crear armas biológicas, también plantea nuevos desafíos. “La biotecnología está avanzando rápidamente va a permitir manipular la vida, modificar microbios con gran precisión y poder. Eso abre el paso a capacidades muy destructivas”. La tecnología nuclear, señala, se puede controlar. La biotecnología, la nanotecnología, lo que haga alguien un garaje con un equipo de segunda mano comprado en EBay, no tanto. Con poco se puede hacer mucho daño.
Superada su etapa transhumanista —fundó en 1998 junto a David Pearce la Asociación Mundial Transhumanista, colectivo que aboga de modo entusiasta por la expansión de las capacidades humanas mediante el uso de las tecnologías—, Bostrom ha encontrado en la Inteligencia Artificial el terreno perfecto para desarrollar su trabajo. La carrera en este campo se ha desatado, grandes empresas —Google compró en 2014 la tecnológica DeepMind— y Estados pugnan por hacerse con un sector que podría otorgar poderes inmensos, casi inimaginables.
Uno de los escenarios que proyecta en su libro, cuya versión en español publica el 25 de febrero la editorial Teell, es el de la toma de poder por parte de una Inteligencia Artificial (AI, siglas en inglés). Se produce una explosión de inteligencia. Las máquinas llegan a un punto en que superan a sus programadores, los humanos. Son capaces de mejorarse a sí mismas. De desarrollar grandes habilidades de programación, estratégicas, de manipulación social, de hacking. Pueden querer tomar el control del planeta. Los humanos pueden ser un estorbo para sus objetivos. Para tomar el control, esconden sus cartas. Podrán mostrarse inicialmente dóciles. En el momento en que desarrollan todos sus poderes, pueden lanzar un ataque contra la especie humana. Hackeardrones, armas. Liberar robots del tamaño de un mosquito elaborados en nanofactorías que producen gas nervioso, o gas mostaza.
Esta es simplemente la síntesis del desarrollo de un escenario. Pero, como decía la crítica de Superinteligencia de la revista The Economist, las implicaciones de la introducción de una segunda especie inteligente en la Tierra merecen que alguien piense en ellas. “Antes, muchas de estas cuestiones, no solo las del AI, solían estar en el campo de la ciencia ficción, de la especulación”, dice Bostrom, “para mucha gente era difícil de entender que se pudiera hacer trabajo académico con ello, que se podían hacer progresos intelectuales”.
El libro también plantea un escenario en que la Inteligencia Artificial se desarrolla en distintos sectores de manera paralela y genera una economía que produce inimaginables cotas de riqueza, descubrimientos tecnológicos asombrosos. Los robots, que no duermen, ni reclaman vacaciones, producen sin cesar y desbancan a los humanos en múltiples trabajos.
— ¿Los robots nos enriquecerán o nos reemplazarán?
— Primero, tal vez nos enriquezcan. A largo plazo ya se verá. El trabajo es costoso y no es algo deseado, por eso hay que pagar a la gente por hacerlo. Automatizarlo parece beneficioso. Eso crea dos retos: si la gente pierde sus salarios, ¿cómo se mantiene? Lo cual se convierte en una cuestión política, ¿se piensa en una garantía de renta básica? ¿En un Estado del Bienestar? Si esta tecnología realmente hace que el mundo se convierta en un lugar mucho más rico, con un crecimiento más rápido, el problema debería ser fácil de resolver, habría más dinero. El otro reto es que mucha gente ve su trabajo como algo necesario para tener estatus social y que su vida tenga sentido. Hoy en día, estar desempleado no es malo solo porque no tienes dinero, sino porque mucha gente se siente inútil. Se necesitaría cambiar la cultura para que no pensemos que trabajar por dinero es algo que te da valor. Es posible, hay ejemplos históricos: los aristócratas no trabajaban para vivir, incluso pensaban que tener que hacerlo era degradante. Creemos que las estructuras de significado social son universales, pero son recientes. La vida de los niños parece tener mucho sentido incluso si no hacen nada útil. Soy optimista: la cultura se puede cambiar.
A Bostrom se le ha acusado desde algunos sectores de la comunidad científica de tener visiones demasiado radicales. Sobre todo, en su etapa transhumanista. “Sus visiones sobre la edición genética o sobre la mejora del humano son controvertidas”, señala Miquel-Ángel Serra, biólogo que acaba de publicar junto a Albert Cortina Humanidad: desafíos éticos de las tecnologías emergentes.“Somos muchos los escépticos con las propuestas que hace”. Serra, no obstante, deja claro que Bostrom está ahora en el centro del debate sobre el futuro de la Inteligencia Artificial, que es una referencia.
— ¿Proyecta usted una visión demasiado apocalíptica en su libro de lo que puede ocurrir con la humanidad?
— Mucha gente puede quedarse con la impresión de que soy más pesimista con la AI de lo que realmente soy. Cuando lo escribí parecía más urgente tratar de ver qué podía ir mal para asegurarnos de cómo evitarlo.
— Pero, ¿es usted optimista con respecto al futuro?
— Intento no ser pesimista ni optimista. Intento ajustar mis creencias a lo que apunta la evidencia; con nuestros conocimientos actuales, creo que el resultado final puede ser muy bueno o muy malo. Aunque tal vez podríamos desplazar la probabilidad hacia un buen final si trabajamos duramente en ello.
— O sea, que hay cosas que hacer. ¿Cuáles?
— Estamos haciendo todo lo posible para crear este campo de investigación de control problema. Hay que mantener y cultivar buenas relaciones con la industria y los desarrolladores de Inteligencia Artificial. Aparte, hay muchas cosas que no van bien en este mundo: gente que se muere de hambre, gente a la que le pica un mosquito y contrae la malaria, gente que decae por el envejecimiento, desigualdades, injusticias, pobreza, y muchas son evitables. En general, creo que hay una carrera entre nuestra habilidad para hacer cosas, para hacer progresar rápidamente nuestra capacidades tecnológicas, y nuestra sabiduría, que va mucho más despacio. Necesitamos un cierto nivel de sabiduría y de colaboración para el momento en que alcancemos determinados hitos tecnológicos, para sobrevivir a esas transiciones.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2016/02/12/ciencia/1455304552_817289.html



El enlace para DESCARGAR EL LIBRO SUPERINTELIGENCIA es este de aquí abajo.



https://drive.google.com/open?id=1pM13M0hhWbeh6dDqnqArvKHlOVMx8raA

viernes, 10 de noviembre de 2017

El acoso sexual en el trabajo, un silencio a voces

“Era mi primer cliente importante y cuando encendí el móvil después de la reunión de trabajo vi que me había mandado mensajes de contenido sexual durante el encuentro”. Berta -nombre ficticio, porque desea mantener su anonimato- tenía 27 años y llevaba un año trabajando en la consultoría cuando un alto directivo de una de las empresas más notables de España la a cosó con mensajes y llamadas.
El caso de Berta no es aislado y tiene nombre: se llama acoso sexual en el ámbito laboral. Y cada vez se habla más de ello. El escándalo del productor Harvey Weinstein, que utilizó su poder en la industria del cine para acosar sexualmente a más una cincuentena de actrices, o la dimisión de Michael Fallon como Ministro de Defensa británico por haber puesto la mano sobre la rodilla de una periodista durante un encuentro hace 15 años, son casos que han mediatizado una realidad que vive al margen de la esfera pública. Una realidad que pervive como un secreto a voces. En Estados Unidos, en Reino Unido, y también en España.
El 14% de las mujeres que han sufrido acosos graves han decidido informar a la empresa
“Entonces me sentí idiota y culpable”, cuenta Berta. Ella informó a su jefa y se enfrentó al agresor. Sin embargo, la mitad de las mujeres que sufren esta situación evitan el acosador antes de enfrentarse. Es el caso de Clara Martínez -también quiere mantener su anonimato. Ella llevaba un poco más de un año trabajando en un periódico estatal cuando un alto directivo de la empresa aprovechó su posición de poder para acercarse a ella, hacerle bromas de contenido sexual y persuadirle para conseguir una cita.
Según una investigación realizada por el Ministerio de Trabajo, tan solo el 14% de las mujeres que han sufrido acosos graves -como abrazos y acorralamientos- han decidido denunciarlo a la empresa. “El acoso sexual en el trabajo es muy delicado y complicado de demostrar”, explican fuentes de Inspección de Trabajo.
Desde 2005 hasta 2015, este organismo ha realizado más de 5.600 actuaciones para intervenir en casos donde existía una sospecha de acoso sexual. Estas se realizan por iniciativa propia de la agencia y cuando reciben una denuncia anónima a través del buzón de su web. Aún así, solo el 1% de ellas han terminado con una sanción o condena. En otras palabras, se han impuesto un total de 64 infracciones con multas que ascienden a un total de 237.000 euros.
Durante esta década el número de actuaciones no ha dejado de aumentar. Se ha multiplicado por diez al pasar de un centenar en 2005 a casi 1.000 en 2015. Pero mientras estas intervenciones sí son cuantificables, es imposible establecer que haya habido un aumento o disminución de los acosos, ya que no existen datos sobre qué porcentaje de las trabajadoras ha sufrido acosos en su ambiente laboral en España.
Aumenta el número de denuncias pero no el de agresiones

miércoles, 1 de noviembre de 2017

TERMÓMETRO ECONÓMICO Y SOCIAL DE AMÉRICA ¿Estudiaste más que tus padres, pero no estás en mejor situación?

¿Estudiaste más que tus padres, pero no estás en mejor situación?

En América Latina, los jóvenes tienen más acceso a la educación que la que tuvieron sus padres, pero su baja calidad no contribuye a la movilidad económica

Hoy más niños asisten a la escuela que sus padres.

Hoy más niños asisten a la escuela que sus padres. BANCO MUNDIAL

¿Por cuánto tiempo fueron tus padres a la escuela y por cuánto tiempo fuiste tú? ¿Estás estudiando en  la universidad? ¿Tus padres pudieron hacerlo? ¿Tu situación económica es mejor que la de ellos? Muchos dicen que las comparaciones son odiosas, pero en estos casos son más que necesarias. Responder a estas preguntas permite analizar cuánto ha avanzado, o no, una generación con relación a la anterior.
El análisis más reciente sobre la pobreza realizado por el Banco Mundial, señala que la movilidad económica intergeneracional mejoró en América Latina y el Caribe, impulsada principalmente por la gran expansión del acceso a la educación.
De acuerdo con este análisis, la región presenta uno de los mejores resultados en términos de movilidad intergeneracional absoluta, es decir, la proporción de individuos con más educación que sus padres. Sin embargo, sigue estando rezagada respecto a otras regiones en desarrollo en cuanto a movilidad relativa: aquellos que nacen en familias de padres con menos educación son mucho más propensos a ser los menos educados de su generación.
Ahora ¿han logrado estos esfuerzos cerrar brechas desde el punto de vista de desigualdad e inclusión? Las comparaciones deben seguirse haciendo, esta vez entre las personas de una misma generación. Aunque se han logrado progresos significativos en acceso a la educación, también es cierto que este sigue siendo un problema para los más pobres, en especial en las áreas rurales y en las minorías.
“A pesar de que la asistencia a la escuela primaria se ha vuelto casi universal en toda la región, sigue habiendo diferencias importantes en la educación temprana, así como en la educación secundaria y terciaria. Entre los niños de 3 años, solo la mitad de los hogares del quintil más pobre asiste a la escuela. Para los niños del quintil de ingreso alto, la proporción es del 90%. También hay una brecha importante en la educación secundaria y terciaria. Mientras que solo el 20% de los adultos pobres de 21 años estudian, los del quintil más rico lo hacen tres veces más”, señala el estudio.
Además del acceso a la educación, la otra gran pregunta es: ¿más años de educación han colaborado en crear individuos más educados? El estudio señala que los hijos de padres menos educados son significativamente más propensos a ser los menos educados en sus propias generaciones.
El acceso a la educación por sí solo no es suficiente. Si no se diseñan y ejecutan acciones para mejorar la calidad de la educación el ciclo de la pobreza intergeneracional continuará, según los autores del estudio.
Señalan que los estudiantes de hogares más pobres también enfrentan disparidades adicionales en la calidad de la educación a la que tienen acceso. Esto contribuye a resultados de aprendizaje más pobres, como se muestra en las pruebas estandarizadas. Por ejemplo, los antecedentes socioeconómicos de un estudiante tienen un impacto mayor en los resultados de los exámenes de los estudiantes en los países de América Latina y el Caribe que en los países de otras regiones.
Justamente, el tema de cómo crear políticas educativas que permitan mejorar la calidad y hacer realidad la promesa de la educación protagoniza el reporte de desarrollo mundial 2017 del Banco Mundial.
No apuntar hacia esta necesidad hace más cuesta arriba la meta de poner fin a la pobreza. Hoy, en el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, es importante poner el tema como una prioridad: una mejor educación, tanto desde el punto de vista de acceso como de calidad, colaboran con el crecimiento del capital humano que necesita la región para alcanzar un crecimiento sostenible que redunde en el bienestar de sus 600 millones de habitantes.
Marjorie Delgado es productora online del Banco Mundial

Tomado de: https://elpais.com/internacional/2017/10/17/america/1508263120_871926.html

jueves, 30 de marzo de 2017

Aspectos de la contratación laboral de extranjeros en el Perú

14 Diciembre, 2012

Resultado de imagen para Aspectos migratorios y laborales para la contratación de trabajadores extranjeros en peru

Por Alfredo Ernesto Portal Galdós, Abogado Laboralista de Arbe Abogados Corporativos Financieros
En los últimos años, como consecuencia del crecimiento sostenido de la economía peruana, nuestro país se ha convertido en un polo de atracción de trabajadores migrantes extranjeros.
La contratación de trabajadores extranjeros en el Perú se encuentra regulada por el Decreto Legislativo No. 689 y su Reglamento aprobado por el Decreto Supremo No. 014-92-TR, normas que establecen los requisitos que deben cumplirse para la contratación de extranjeros  y la posterior obtención de la calidad migratoria habilitante (carnet de extranjería con calidad de trabajador residente). En estas normas legales impera una visión restrictiva de la contratación de trabajadores extranjeros, bajo la creencia –muy equivocada, por cierto- de que estarían competiendo con los peruanos por los mismos puestos de trabajo.
Si el extranjero ha ingresado al país en calidad de turista, no está autorizado para firmar contratos, es por esto deberá primero tramitar ante la Dirección General de Migraciones del Ministerio del Interior (DIGEMIN) una autorización especial para firmar contratos (la cual tiene treinta días naturales de vigencia), una vez obtenida esta autorización (que supone un sello en el pasaporte y en la tarjeta migrante andina), se encuentra habilitado para suscribir un contrato de trabajo en el Perú.
El contrato de trabajo de extranjeros, es un tipo especial de contrato, que necesariamente debe celebrarse por escrito, toda vez que el cumplimiento de sus requisitos deberá ser verificado por la Autoridad Administrativa de Trabajo, la cual deberá expedir una resolución autorizándolo.
El extranjero que quiere ser contratado en el Perú, debe acreditar una situación de excepcionalidad para acceder a un puesto de trabajo en el país, así deberá adjuntar una copia apostillada del título profesional ó técnico expedido en el exterior[1]ó adjuntar un certificado de experiencia profesional expedido en el exterior[2]. Tanto la copia del título profesional o el certificado de experiencia profesional deberán contar con la respectiva traducción oficial y además deberán de estar vinculados con el objeto del contrato.
Igualmente, la ley peruana limita la contratación de extranjeros, se podrá contratar personal extranjero hasta el 20% del total del personal en planillas y el monto de las remuneraciones del personal extranjero no podrá exceder del 30% del total de las remuneraciones de la empresa. Los datos de la planilla (total de trabajadores, total de remuneraciones y proporción de participación de extranjeros en ellas) que se presentarán ante la Autoridad Administrativa de Trabajo deberán tomarse de la planilla del mes inmediato anterior a la presentación de la solicitud de contratación del trabajador extranjero; esto se consignará en un documento que tiene carácter de declaración jurada en donde la empresa manifiesta que se encuentra dentro de los porcentajes limitativos fijados por la ley.
Al tratarse de una modalidad especial de contratación, el contrato de trabajo de extranjeros debe incluir –además de los usuales requisitos de presentar los datos del empleador, del trabajador y de las condiciones de la relación laboral- necesariamente lo siguiente:
a)    Una cláusula que indique que la aprobación del contrato por la Autoridad Administrativa de Trabajo no autoriza al extranjero a que empiece a prestar sus servicios a la empresa, sino hasta que éste obtenga la calidad migratoria habilitante (carnet de extranjería con calidad de “trabajador residente”). Esto bajo responsabilidad de la empresa empleadora.
b)    Una cláusula en donde conste el compromiso de la empresa empleadora de transportar al trabajador extranjero y a sus  dependientes identificados en el contrato hacia su país de origen –o al que convengan- una vez finalizada la relación laboral.
c)    Una cláusula en donde se establezca el compromiso de capacitar a personal nacional en la misma ocupación que desempeña el trabajador extranjero.
El plazo máximo de duración de los contratos de trabajo de extranjeros en el Perú es de tres (3) años, pudiendo ser renovados por otros periodos que no excedan de ese plazo.
En el supuesto de que una empresa haya excedido los porcentajes limitativos y requiera de la contratación de más personal extranjero, será necesario la tramitación -de forma paralela a la aprobación del contrato de extranjeros- de la exoneración de los porcentajes limitativos. En esta solicitud deberá acreditarse que el personal extranjero se encuentra en los supuestos que permiten la exoneración  de los porcentajes limitativos; así ocurre –para el caso de las empresas privadas- cuando se trata de personal extranjero profesional ó técnico especializado ó cuando se trate de personal de dirección y/o gerencial de una nueva actividad empresarial o en el caso de una reconversión empresarial.
Igualmente, la ley peruana exonera del trámite legal para la aprobación de contratos de extranjeros ante la Autoridad Administrativa de Trabajo y los considera como trabajadores nacionales a los siguientes[3]:
a)    Extranjero con cónyuge[4], ascendientes, descendientes o hermanos peruanos.
b)    Al extranjero con calidad de inmigrante.
c)    Al extranjero con calidad de refugiado político[5].
d)    Al extranjero con cuyo país exista un tratado de reciprocidad laboral o de doble nacionalidad[6].
e)    Personal extranjero de empresas extranjeras que se dediquen al servicio internacional de transporte ó que labore en empresas de servicios multinacionales o en bancos multinacionales, siempre que esté sujeto a las normas legales establecidas para estos casos especiales.
f)     Personal extranjero que en virtud de convenios bilaterales celebrados con el gobierno peruano, preste servicios en el país.
g)    Al inversionista extranjero, haya o no renunciado a la exportación de capital y utilidades de su inversión, siempre que tenga un monto permanente de inversión durante la vigencia del contrato de trabajo no menor de 5UIT.
h)   Los artistas, deportistas y aquellos que actúen en espectáculos públicos en territorio peruano durante un plazo máximo de tres (3) meses consecutivos o alternados en el lapso de un año.
Una migración laboral ordenada y dentro del marco legal no debe entenderse como competencia a los trabajadores peruanos, sino como una importante herramienta de desarrollo, toda vez que –en gran medida- los trabajadores extranjeros vienen a desempeñar puestos que requieren de habilidades y de tecnologías que son todavía desconocidas en nuestro país.


[1]En el caso de los países que –como el Perú- hayan aprobado el Convenio de la Apostilla de La Haya que permite reconocer en el país la validez de documentos públicos extranjeros. En el supuesto de que el extranjero provenga de un Estado que no ha aprobado dicho Convenio de La Haya, se deberá presentar una copia legalizada consularmente del título profesional.
[2] De preferencia, la experiencia profesional deberá ser no menor a tres (3) años.
[3] Es importante destacar que las empresas empleadoras deberán guardar en sus archivos los documentos que acrediten que sus trabajadores extranjeros se encuentran en estos supuestos de excepción y –en caso de una inspección- deberán ser puestos a disposición de la Autoridad Administrativa de Trabajo.
[4]El estado civil deberá acreditarse con las respectivas certificaciones o constancias del Registro de Estado Civil.
[5]En virtud de la Ley No. 27891 (Ley del Refugiado) no se le aplican al refugiado político las restricciones para la contratación de extranjeros, incluyendo aquí al procedimiento ante el Ministerio de Trabajo.
[6]Como es el caso de España con quien se tiene un tratado de doble nacionalidad vigente desde 1959.